Mario Antonio Romero es un nombre que resonará para siempre en San Miguel y en El Salvador. Su muerte no borrará nunca su vida llena de trabajo y entrega, que lo vuelven un destacado migueleño que aportó a la economía, no solo de su departamento, sino del país entero, brindando empleos a nivel nacional y haciendo crecer un proyecto que inició en una de las épocas más complicadas para hacer negocios.
Su historia de emprendimiento inició en 1987, cuando un amigo de la familia le obsequió a él y a su esposa, doña Gloria de Romero, una máquina para freír pollo. Poco sospechaban que de esa acción surgiría un grupo empresarial que hoy en día es formado por ocho empresas más con más de mil colaboradores: Agropecuaria La Laguna S.A. de C.V., Panadería Sinaí S.A. de C.V., Avícola Campestre S. A. de C. V., Recursos Humanos Excelentes de El Salvador S. A. de C.V., Agrocampestre S. A. de C. V., Alimentos para Llevar S.A. de C.V. y Hotelería y Turismo S.A. de C.V.
Conocido por ser un visionario trabajador, un gran ser humano y un líder, don Mario buscó siempre innovar y ofrecer algo nuevo a los consumidores, logrando ubicar su marca entre las preferidas de los salvadoreños.
Todos sus logros y aportes a la economía lo hicieron merecedor de un sinnúmero de reconocimientos, siendo uno de estos el premio Jaraguá, que la Cámara de Comercio e Industria entrega a los socios destacados de San Miguel, por el esfuerzo, perseverancia y contribución al sistema económico regional y nacional.
Además, en el aniversario 100 de la gremial fue agasajado como la mejor gran empresa del año 2005 en el “Homenaje al Empresario Salvadoreño”.
En 2018, don Mario también fue nombrado por la Asamblea Legislativa como “Distinguido Ciudadano de El Salvador” por su dedicación y disciplina en el desarrollo empresarial.
Aunque su vida terrenal haya finalizado, don Mario no se ha ido, vivirá para siempre en el legado que hereda, en cada empleo que creó y en cada familia que alcanzó con su perseverancia.